Hay que tratar el cabello con delicadeza, masajeándolo suavemente con la yema de los dedos desde la nuca hasta el cuello. Aparte del champú, todos los tipos de pelo necesitan un acondicionador y una mascarilla adaptada a sus características que se aplicarán una vez por semana.
El aclarado es clave: empieza por agua templada y termina con agua muy fría. Así aportarás brillo a tu peinado.